jueves, 26 de septiembre de 2013

El diablo se viste de prado





Hablando con "el Floren" escuchas el punto de vista de un modelo de vida sencillo condenado a la extinción; intuyes sus preocupaciones y tratas de ver las cosas desde su punto de vista. Ves una forma de vida que nosotros mismo calificamos, empapados de modernidad, de aburrida, pero que es necesaria al fin y al cabo porque necesarias son la ganadería, la agricultura... tantas cosas que parecen tocarnos muy de lejos pero que deberíamos cuidar y no lo hacemos, nos limitamos a dejarlas en manos de quienes creemos que saben hacer lo correcto y sin embargo lo único que hacen es desproteger, exprimir y agotar a quienes desde siempre han cuidado nuestra tierra y de aquello de lo que nos alimentamos. Estos exprimidores son los mismos que creen que la leche se extrae de las neveras de los supermercados, que los animales nacen envasados y que lo justo es pagarle, al que arriesga su dinero y pone todo su empeño en cuidar de algo, un céntimo por un litro de leche para luego revenderlo a 80.



El tiempo pasó rápido y arrollador, tal y como acostumbra cada vez que tenemos la oportunidad de estar juntos. Llegó la hora de volver, la hora en la que redoblan las campanas sobre nuestras cabezas y nos damos cuenta de que Dios creó al hombre, que Dios creó el campo y que fue el hombre el que, más tarde, creó las ciudades, el ruido y las prisas.