jueves, 10 de diciembre de 2015

Nessun dolore.

imagen: "elchupete.com"

Siempre fui un gran lector de cuentos, pero nunca fui buen narrador...
Hoy sin embargo si os quiero contar uno que esta semana me he obligado a recordar.

Hubo una vez, en un reino lejano, un Rey que ordenó a sus orfebres fabricar el anillo más bonito que jamás se hubiera visto. Conseguido esto le pidió al sabio de la corte que grabara en su circunferencia interior una palabra, una frase que le hiciera sentir bien cuando el pesar, la amargura y la derrota cayeran sobre él.
Tras varios días el sabio entregó el anillo a su Rey suplicando que no leyera lo escrito en él hasta verse en una situación en la que creyera realmente necesitarlo.
Ese día llegó cuando el reino fue invadido por sus enemigos. El Rey se vio obligado a huir dejando a su pueblo atrás, perseguido y amenazado de muerte. Tal era el abatimiento del monarca que decidió que había llegado el momento de hacer uso del anillo; retiro este de su dedo y leyó su interior.

"Esto también pasará"

Como si de un manto cálido se tratara el Rey se vio arropado y reconfortado por estas palabras que devolvieron la paz a su alma...
Tiempo después con la ayuda de sus más fieles soldados y generales el Rey reconquistó lo que legítimamente le pertenecía y dió un banquete para celebrarlo. Quiso recompensar al sabio colmandolo de oro y regalos pues gran parte del éxito radicaba en su maravillosa ocurrencia.

- Gracias sabio, a ti debe el pueblo que hoy podamos estar de nuevo así, eufóricos y ebrios de felicidad...

El sabio respondió.

- Con todo el respeto majestad creo que debería hacer uso de nuevo del anillo.

- ¿Por qué debería hacer eso? ¿a caso no ves que estamos celebrando que hemos aplastado a nuestros enemigos y que la suerte nos vuelve a sonreír?

- Por favor majestad, leedlo...

El Rey cogió de nuevo su anillo y lo leyó como si de la primera vez se tratara.

"Esto también pasará"

En ese mismo momento de nuevo la sensación de paz volvió a caer sobre el monarca, porque entendió la plenitud del mensaje del sabio y porque esa sabiduría lo hacía más fuerte.
El Rey tomó la mano del sabio y le dio las gracias de la más humilde de las formas.

"Esto también pasará..."