domingo, 21 de octubre de 2012

Dramas y caballeros.

americana fay Americana de espiga Fay

Hace unos días escribía Don Arturo que hoy en día la tendencia de las peliculas para niños era la de suavizar al malo, mostrar a los niños que el malo, en el fondo, no era tan malo como parecía, y que su maldad se debía a la incomprensión o al rechazo de un mundo malvado, en otras ocasiones se debe a algún trauma sufrido por ese "entrañable personaje" que realmente es el villano o vaya usted a saber por qué... Todo muy de besito en la boca.

Ayer me encontré por casualidad con una obra de teatro callejero, representaban una obra para niños, había caballeros, princesas, brujas, monstruos y dragones; y la verdad es que lo pasé muy bien. Era divertido ver las reacciones de los pequeños, como la del incontenible manolito, niño de acción, "cuidaooo!!!", "detrás!! detraaaas!!!" o la de la niña que abrazaba con fuerza a su muñeca cuando veía en peligro a esa princesa valerosa y dulce.
Como decía fue bastante entretenido. La compañía era mexicana, muchas veces son ellos los que nos recuerdan quienes fuimos y se ocupan de mantener nuestras tradiciones; tal vez por ser mexicanos no están tan contaminados (aun) del buenismo de todo a 100 del que hacemos gala a este lado del mar, pero el caso es que al final de la obra la bruja salió trasquilada, el malo acabó suplicando con el dragón pisándole la cabeza y la princesa y el caballero resultaron rescatados, la una a espada y el otro por un cálido beso que todo lo cura, distintas formas de rescate pero salvaciones ambas a partes iguales.

A ningún niño esto último le pareció machista, seguramente ningún niño sacó la conclusión de que la violencia es la solución, ni se fue a casa pensando "pobre malo!! es que lo había pasado muy mal...", pero sí que todos ellos se fueron a casa satisfechos, sedientos de aventura y de lectura de cuentos, sabiendo que los buenos habían ganado, soñando con ser caballeros, princesas, dragones... Fue ahí, al final de la obra, al ver las caras de los niños cuando más de acuerdo me sentí con Reverte, porque es muy importante que los niños crezcan con referentes de lo que es el bien y lo que es el mal, de los malos y los buenos, no debemos confundirlos, porque llegará el día en que tengan que elegir, y más nos valdrá a todos, damas y caballeros, que a esos pequeños que un día fueron les quedaran las cosas bien claritas.




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