viernes, 30 de noviembre de 2012

El Rey Ludd.


 


El avance tecnológico no conlleva necesariamente progreso. La tecnología y la técnica se desarrollan a pasos agigantados; en muchos casos esos avances son necesarios, pero no lo son a cualquier precio, no todo vale para conseguir beneficios porque estos no se pueden conseguir a base de sustituir a personas por máquinas y destruir empleo. La inexistencia casi total de una ética tecnológica hace que casi sin querer darnos cuenta acabemos con la seguridad de muchas personas para conseguir la comodidad menos que proporcional de unos cuantos.

Si tienes dos coches por delante en la cola del peaje espera, no pagues con tarjeta, no uses el autoservicio en el supermercado o el Decathlon, si puedes ve a ventanilla en vez de a máquina... puede parecer una tontería, pero no lo es. Nadie te lo va a agradecer, hoy ya casi nadie agradece nada, pero como le leí ayer a alguien "si nos preocuparamos más de ponernos en el lugar de los demás e intentar comprenderlos en vez de infligir al débil el castigo que nosotros recibimos del fuerte todo iría mucho mejor". Y esto no es buenismo absurdo, es la convicción de que puedes poner tu granito de arena, intentarlo; hablar es gratis, escribir en Internet muy fácil (aquí la prueba), pero sin soporte físico nada de eso tendrá sentido, y como ya hemos dicho no perseguimos grandes revoluciones para hacer un mundo mejor, no somos tan pretenciosos, buscamos mejorar el mundo de una forma efectiva, palpable y con aquello que se encuentre al alcance de nuestra mano, con gestos, con pequeñas cosas... nuestra revolución de las pequeñas cosas.

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