lunes, 8 de octubre de 2012

Folk off




La palabra la utilizamos para comunicarnos, para expresar, para amar, odiar u opinar. Quizás el lenguaje y la escritura sean el máximo logro de la humanidad. Dicen los adalides de la "libertad" que esta se haya en la palabra y la libre expresión... curioso eso de encorsentar y etiquetar algo que debería ser tan irretenible como el viento.

El "problema" de la libertad de expresión es que, a veces, resulta ser un autentico coñazo para los demás. Nooo, a ver, no estoy yo en contra de la libertad de expresión (por favor...), por mi cada uno puede decir y/o pensar lo que le venga en gana por disparatado que pueda parecerle a quien sea; solo estoy en contra de su mal uso. Lo que quiero decir es que con la libre expresión por bandera, todo el que se siente un poco iluminado, ha visto un documental en el discovery chanel o siente emerger su vigorosa opinión entre los efluvios vaporosos del alcohol te da una paliza de manual, un discurso sobre "lo que es" y "lo que no debería ser" según él; y ¿sabes que pasa? que la mayoría de las veces la opinión de la mayoría de la gente me resbala por la costura interior del vaquero, y seamos realistas a ellos muy probablemente, y como es lógico, la mia... pues también.

Me interesa la opinión de mi familia, de mis amigos y de algunas personas más que, por su formación, experiencia o principio de mente perturbada yo quiera tener en cuenta; pero por favor, no te conozco de nada!!, dejame en paz!... que siii que el pais está mal, que la economía, que tu sabes como se soluciona esto... vaaale.
El orador (el que te da la chapa vamos...) suele creerse gran conocedor de la historia y el pensamiento político de la humanidad, amén de experto en economía, filosofía, ciencias sociales, politicas tributarias, legislación mercantil internacional, física cuantica y biodiversidad (posiblemente entre muchas otras materias) y también suele aburrir hasta a las ovejas.

Cada vez me gusta más hablar menos, y cada vez me reservo más mi opinión, porque seguramente será mal-entendida, mal-interpretada de forma inintencionada (o intencionada) siendo utilizada para etiquetarme o, en el mejor de los casos, solo servirá para aburrir al oyente. Por eso, mi opinión será tuya, solo si tú la quieres (a excepción de este blog donde no se aplican ninguna de las leyes de la realidad gravitacional), en cualquier otro caso mis ideas se quedan en su cajón porque... total... para qué...
Y en caso de expresarlas, como le leí una vez a nuestra elegante ejecutiva de la capital "soy totalmente responsable de mis opiniones, pero total y felizmente irresponsable de lo que los demás entiendan" o quieran entender (añado yo con su permiso).

Nuestra forma de expresión es otra distinta, porque buscamos el cambio imperceptible antes que el general y el general antes que el global en los pequeños detalles de la insignificancia incomprendida; buscamos el cambio con gestos no con palabras, porque hay acciones y gestos que nunca se olvidan mientras las palabras son palabras, las opiniones son palabras, las opiniones pueden cambiar (por supuesto) y a las palabras, la mayoría de las veces, se las termina llevando el viento.






3 comentarios:

  1. Grandísima verdad pequeño!!!

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  2. Amigo, tu opinión, como la mía o como la de cualquiera puede importar un carajo, pero sigue escribiendo. Los que te leemos queremos seguir haciéndolo. Abrazos y cuidado con mis uñas. Miau.

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