Cada familia suele tener sus peculiaridades, y en la mia, de decenas de personas, quizás la más destacable sea la de que todos somos bautizados dos veces...
Alguno de los mayores o más notables se situa frente al más reciente miembro llegado; pulgar, indice y corazón se sumergen en la copa y al salir con un chasquido salpican al pequeño con una lluvia de luz; se hace de forma sencilla, sin ceremonia alguna, con la normalidad de lo cotidiano. Nosotros lo llamamos "el bautizo de la manzanilla"; desconozco si solo se hace en mi familia y desde cuando porque es algo que se pierde en el recuerdo.
Es algo nuestro, es nuestra propia tradición hierática, es nuestra forma de ser nosotros mismos y a nuestra manera, algo de lo que estar orgulloso por el simple hecho de hacernos a todos herederos de un gesto que nos une.
Ella es serena, luminosa y bonita como la mejor de las manzanillas y desde hace unos días, para lo bueno, para lo malo o lo que venga... somos uno más.
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